jueves, 5 de enero de 2012

5. No soy víctima, soy puta.

La percepción de las mujeres que ejercen la prostitución como víctimas es la mayoritaria dentro de las corrientes feministas, para dicha postura estas mujeres se encuentran indefensas ante una realidad ya sea elegida u obligada, al concebir dicha actividad como una forma más de violencia de género. Sin embargo, esta visión simplifica la multiplicidad de experiencias y contextos en que se ejerce la prostitución, y niega la posibilidad de libre elección y autodeterminación de las mujeres que llevan a cabo su labor sin imponerse ningún estigma, más allá del que le adjudica la sociedad.

Una de las causas de la definición de la prostitución como un proceso de explotación la encontramos en la valoración moral o juicio que se hace de ella.
La ideología patriarcal ha creado simbólicamente dos tipos de mujeres, “buenas” y “malas”. De las primeras se espera que sean recatadas, que controlen el deseo sexual propio y el del varón, es decir, que su sexualidad se mantenga “invisible”,siendo la masculina la protagonista, tanto en el ámbito público como en el privado. Por el contrario, las “malas” se autodeterminan sexualmente, exponiendo y eligiendo libremente su deseo, sin someterse a los baremos marcados y esperados por el resto.

De este modo, para evitar la victimización y estigmatización de la prostitución es necesario deconstruir totalmente la valoración social y los modelos estereotipados que se tienen de la figura femenina y su sexualidad.







1 comentario:

  1. Yo creo que la idea de la mujer mala y mujer buena viene dado porque hasta hace muy poco la iglesia dictaba las costumbres y comportamientos de la gente,la idea de mujer buena es aquella mas puritana y prácticamente asexuada que debía llevar la falda hasta los tobillos y acatar todo lo que la dijera el marido sin rechistar choca frontalmente con una trabajadora sexual que es una mujer con autodeterminación. También la idea que promovían del sexo y la sexualidad como un pecado que se debe esconder sigue muy arraigada en la sociedad no tanto por motivos religiosos aunque si como tradición.

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